* La realidad es que el PRI trabajó con el mero estímulo de las instituciones.
* Sigue Anaya con el mismo tema: “esto es una prueba más de una vulgar maniobra del Gobierno Federal, que ha convertido a la PGR en la oficina de Guerra Sucia del PRI.
*Anaya y su equipo de Por México al Frente, no han entendido que las baterías no debieron enfocarse al candidato que ya estaba “en la lona”, debieran de buscar reventar al primer lugar.
Por: Ernesto Caballero Zamora
El dicho dice que “siempre hay una gotita que derrochó el vaso”, y con ello habrá que señalar que ningún dicho está mal dicho.
Y es que fue esto precisamente lo que pasó con el candidato de la Coalición “Por México al Frente”. Su arranque de campaña y su fuego enemigo, junto con su campaña negra, siempre estuvo enfocada a las malas acciones realizadas por el Gobierno de la República.
Y aunque apoyó con sus votos a favor, la aprobación de las reformas estructurales que tanto daño le han hecho a México, y que en un principio negó; el asunto se complicó hasta que los empoderados, aquellos que aún siguen en el poder, esos que se dicen el Sistema, se empeñaron en destruir la campaña presidencial que había cosechado en el hecho de estar atacando al Gobierno Federal y su representación partidista, es decir, al Revolucionario Institucional.
La realidad es que el PRI trabajó con el mero estímulo de las instituciones, a tan solo unos días de la compraventa de uno de los inmuebles de Ricardo Anaya, fue la Secretaría de Hacienda la declaró como empresa fantasma a la inmobiliaria que tuvo que ver con la transacción.
Le encontró la relación con Manuel Barreiro, cuya esposa es amiga íntima de Carolina Martínez, cónyuge de Anaya Cortés. Y la relación se torna interesante cuando es Barreiro el que está al frente de la transacción de la compra venta. Por lo tanto aparecen estigmatizados en una operación de lavado de dinero.
El punto esencial, lejos de ser o no real el caso, o de que haya sido una cacería de brujas, de que si quiere o no denunciar por difamación, o en su defecto que sea Anaya Cortés requerido por la Procuraduría General de la República; deja a la vista que el Sistema sigue siendo el Sistema, y que si te metes con el Sistema, hay que “aguantar vara”.
Una realidad es que la operación está empañada en algún acto ilícito, pero otra es que el Revolucionario Institucional ha utilizado el aparato del Estado para soslayar el verdadero objetivo: eliminar del segundo lugar a Anaya Cortés.
Y es que otra de las realidades es que el José Antonio Meade tiene consigo una loza muy grande, la de pertenecer o ser el candidato del PRI, cuando la intentona es encumbrar a un candidato limpio y capaz de llevar los rumbos del país, viene la sombra de los que precisamente están encumbrado en el poder todavía, y hacen de las suyas.
A Ricardo Anaya Cortés, y todo su equipo de trabajo, incluyendo a los estrategas de la coalición “Por México al Frente”, no distinguieron que el enemigo a vencer no era el Sistema ni mucho menos el PRI, con un candidato que ya estaba de por sí en la lona. La disputa era tratar de menguar en la percepción del electorado frente a “ya sabes quién”.
Y es que Andrés Manuel López Obrador, con la salida fácil de “yo no tengo nada que decir, amor y paz”, ha dejado en vilo temas tan preocupantes como que en Morena lleve candidatos en al Senado una secuestradora y un líder minero que ha defraudado a miles de trabajadores.
López Obrador tiene mucha tela de dónde corta, sólo que esta vez, hay que reconocer que ha sido mesurado, que ha pensado las cosas y que prefiere ver cómo se acaban sus contrincantes, a ser parte de los contendientes en la arena de pelea.
Sin embargo, Ricardo Anaya nunca lo entendió, y siempre su discurso tuvo las baterías enfocadas en debatir, criticar y atacar las políticas públicas del Gobierno Federal y del partido que actualmente gobierna, es decir del propio PRI.
Hoy el candidato de la coalición “Por México al Frente”, se ha enfocado a seguir en la rebatinga y señalar que “esto es una prueba más de una vulgar maniobra del Gobierno Federal, que ha convertido a la PGR en la oficina de Guerra Sucia del PRI, es francamente lamentable y lo digo con toda claridad, no me van a detener”, puntualizó.
Y fue así como el propio empeño de la campaña, le devolvió con creces los ataques que ha hecho Anaya desde su inicio de precampaña.
En la hipótesis de que en campañas políticas “caballo que alcanza, gana”, es muy cuestionable el hecho del por qué pelearse con el que está en la lona, si ya está en la lona. La ruta más bien sería buscar en este lodazal político, el que algo le pudieran sacar a “ya saben quién”.
Imagen: Regeneración.mx