La crónica de Raúl Lázaro Macelo lo evidencia.
*Habían prometido que la discapacidad no se iba a pagar, así fuera tercera edad, mujeres embarazadas o personas con sillas de ruedas, incluso personas a las que le faltara alguna extremidad, fue una cruel mentira”.
Por Ernesto E. Caballero Zamora
Acapulco, Gro.- Se encontraba sentado, esperó desde las nueve de la mañana que fue citado, su nombre Raúl Lázaro Macelo. Beneficiado del programa de entrega de a
poyos económicos a discapacitados por parte de la Dirección de Grupos Vulnerables que dirige Gereli Astudillo Ibarrondo.
Llegó muy temprano para estar en los primeros lugares, en efecto fue colocado en primera fila. Su descripción era muy característica, hombre blanco, con tez roja de esos que se ve que se asolean mucho, una patilla alargada, bigote mal recortado y picuda que se desvanecía en ambos cachetes, pero el gesto duro; hasta parecía calentano; sin embargo lo caracterizaban dos cosas: su cansancio, y una muleta en la mano.
Se observaba que su incapacidad refiere a un grave accidente, de esos que se juntan con la famosa diabetes, le habían amputado el pie. Aun así, como los cientos y cientos de acapulqueños en las mismas y peores condiciones, esperaba al alcalde Evodio Velázquez, puesto que sin su discurso y el acto político, no podía comenzar la entrega del beneficio.
Mientras tanto, los reporteros buscaban la nota, ya se había entrevistado a Gereli Astudillo Ibarrondo, directora de Grupos vulnerables. El tema en la entrevista fue el Acabús y su discriminación para los pasajeros con capacidades diferentes, a los cuales se les había prometido el uso del servicio de forma gratuita.
Antes de empezar el acto político, Raúl Lázaro Macelo, manoseaba y alzaba la cabeza, buscaba a alguien, su mirada estaba fija en los reporteros que platicaban a un costado del presídium. Fue hasta que acabó el acto protocolario que se animaron a atenderlo. Pero por fin tuvo la atención debida.
Con los teléfonos en mano y las grabadoras reporteras, Lázaro Macelo sostenía con una voz desgastada y además agotado: “Habían prometido que la discapacidad no iba a pagar, así fuera tercera edad, mujeres embarazadas o personas con sillas de ruedas, o personas a las que le faltara alguna extremidad”.
Les recordó a los reporteros que al inicio el Acabús estuvo dando servicio gratis a todo público, incluso a los discapacitados. Asimismo sentenció que había la promesa de que después del arranque no iban a cobrarle al discapacitado: “Todo fue mentira, todo fue mentira; porque cada vez que un compañero va y se para en la terminal con su silla de ruedas, te dicen no puedes pasar, tienes que comprar tu tarjetita, y yo lo he comprobado”.
Y luego continuó, “si no hay pasaje no hay acceso al Acabús para todo el discapacitado, como antes nos lo habían prometido; que el discapacitado no iba a pagar, todo fue una cruel mentira”.
Finalmente, Raúl Lázaro Macelo le pidió ayuda a la televisión,a los periódicos y a todos los demás medios para difundir estas anomalías, ya que él ha acudido a las mesas que tiene el propio Sistema de Transporte Acabús a presentar su queja, pero han hecho caso omiso.
Después de haberse expresado y lograr su cometido (que los medios atendieran caso a su llamado), cuestión que les ayudaba a los propios reporteros para conseguir la nota del día, quedó a la expectativa de lo que ocurría, porque ni tarde ni perezoso, recogería sus $600 pesos, correspondiente al pago de $2,400.00 cuatrimestrales que le brinda el gobierno municipal a través del Programa Construyendo un Nuevo Acapulco para personas con Discapacidad.
Finalmente, se pudo saber que aunque la cantidad es poca, hay una lista de mil quinientas personas esperando por un lugar en este programa.
Los comentarios están cerrados.