Sin duda el tema que está y ha estado en boca de todos desde hace más de tres años, es el de la delincuencia organizada y el aumento de la ola de violencia en el puerto y sobre todo en el estado.
Esta semilla marchitada y envenenada que se ha sembrado ya a lo largo de cerca de 6 años, comienza a dar sus primeros frutos. Y es que sólo basta darse una vuelta en la principal vía del puerto, es decir en la Costera de Acapulco, para corroborar lo que dicen los empresarios acapulqueños.
Y es que los ciudadanos en Acapulco, llámense empresarios, comerciantes, restauranteros, vendedores, padres de familias, deportistas y amas de casa, pueden vislumbrar lo evidente.
El cierre de negocios es inminente, y con ello se acerca y se palpará lo peor que viene, es decir la crisis de empleos, cero oportunidades de crecimiento y la nula respuesta del gobierno para parar este cáncer que está matando la vida económica del estado y del municipio.
Vecinos organizados de la colonia Costa Azul, mandaron un comunicado a los principales medios de comunicación con una ¡Ya basta!, y es que ellos al igual que toda la sociedad se encuentra ya en un hartazgo ante el clima de inseguridad que se respira con el día a día.
Pasaron los días y el gobernador y el alcalde se fueron a parar a la colonia para ver cómo opera al Base de Operaciones Mixtas (BOM) en dicha colonia, y con bombo y platillo aseguraron que los rondines serían las 24 horas del día y que aumentaría la prevención del delito en centros educativos y colegios… ¿Y luego? ¿Costa Azul es Acapulco? ¿Se tomó la foto y después qué? Hoy la seguridad de esa colonia ha disminuido, mientras siguen apareciendo cadáveres en otras colonias populares.
La idea es que dichas acciones de sean integrales, no basta solo con atacar puntos rojos, tiene que hacerse un ejercicio completo, que vaya más allá de incrementar policías y patrullas para una sola zona. De lo contrario, esto nunca funcionará.
El gobierno presume la baja de homicidios dolosos durante septiembre, sin embargo ni siquiera asoma la cabeza para dar las cifras en el aumento del delito de las extorsiones, en donde gracias a ello, las muertes de vidas inocentes han sido el pago por no dar la famosa “cuota”.
Con tales actividades y el nulo compromiso social de la parte gubernamental, el puerto está destinado al fracaso, por obvias razones no habrá valientes que quieran invertir, y que quieran generar empleos y oportunidades. En definitivo el cierre de negocios es inminente, y la muerte de Acapulco palpable.
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